Empecé con Gnome por unos líos de licencias de Qt en KDE, años ha. Seguí con él cuando se solucionó el lio, aunque KDE me parecía excesivamente pesado y no hacía todo lo que yo esperaba (¡mira! como Linus

, aunque me dediqué a alternar con otros como Window Maker, Enlightement y icewm. Finalmente, creo que sigo con Gnome por dos motivos: sigue haciendo las cosas como yo espero sin cargar mucho el sistema y, en el entorno laboral, lo encuentro más ágil e integrado con todo lo que me rodea del mundo MS.
De todas formas, en mi queridísimo portátil de seis años de antiguedad, FluxBox campa a sus anchas, en territorios en los que ni Gnome, ni KDE podían estar.
saludos,
n1mh