
La principal razón que argumentan para la existencia de esta tecnología es la vulnerabilidad de la máquina, con lo que al impedir ejecutar otros sistemas operativos se mejoraría supuestamente su seguridad. De todas formas, se deja a decisión de los fabricantes de hardware (que tienen mucho que decir sobre el tema) incorporar o no UEFI, con lo que podría darse el caso de que un usuario de GNU/Linux tuviera «vetado» adquirir hardware de una determinada marca sólo porque esta decide que únicamente ejecutará Windows en sus máquinas. La polémica sin duda está servida.




