Siempre me ha gustado viajar pero por mil motivo he viajado muy poco. La mayoría de mis viajes han sido en Europa, he visto grandes y preciosas plazas, llenas de preciosos e impresionantes monumentos, nada más hay que pensar en la plaza de la Concordia o la plaza de San Pedro, pero son plazas muertas, hasta este otoño, en mi viaje a Marrakech, no conocía una plaza como organismo vivo, esa es la plaza de Jema El Fna, un gigantesco descampado irregulas y sin especial atractivo arquitectonico, pero a la que le late el corazón, vive, tiene entidad en si misma, respira, ama, odia, ...y entre los mil expectáculos que en ella se dan, muchos ya dedicados al turista, me llamo la atención los cuenta cuentos y las grandes masas de gente que reunen a su alrededor, sobre todo los autoctonos.
