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La editorial de Linux-Magazine de Noviembre 2011El director: Paul C. Brown
Los días después de su muerte todos los medios estaban inundados de la noticia y hubo algún medio radiofónico, que en un estado de delirio por tener algo de que informar que no fuera Rubalcaba-elecciones-crisis-mercados, llegó a comparar a su sujeto con Einstein. En serio. Creo que su enviado especial a Nueva York (?) en cuestión se confundió con el otro icono cuyo apellido empieza con “E”, porque, por ahí, con quien se estaba comparando a Steve Jobs (1955 – 2011) era con Thomas Alva Edison. Como Edison era un patenta—todo, controlador, destruye—competidores, roba—ideas, que ni inventó la bombilla, ni el gramófono, ni la cámara de cine, puede que la comparación sea incluso más apropiada de lo que los que la esgrimían pudieran imaginar.
Con las comparaciones han venido los calificativos: Genio… visionario… un poco de todo. Hay mucho que discutir ahí. Si se considera “genio” a alguien que prefiere tratar su cáncer con medicina alternativa en vez de con bien establecidos procedimientos médicos convencionales, hasta el punto de comprometer seriamente sus posibilidades de supervivencia… bueno, digamos que tu definición de “genio” difiere de la mía. En cuanto a visionario, si sacas muchos productos, con alguno vas a acertar alguna vez. ¿Pero a que nadie se acuerda del Apple TV, del G4 Cube y el Apple Lisa? Todos rotundos fracasos, todos productos salidos de la factoría de Jobs. Tampoco convendría olvidar que Jobs tuvo muy poco que ver con el desarrollo del Apple II – obra casi exclusiva de Steve Wozniak, el otro Steve de Apple y el verdadero genio de la informática del dúo – y de que inicialmente Jobs se opuso a la línea Macintosh de ordenadores, obligando a los ingenieros a trabajar casi de incógnito para evitar que cancelara el proyecto.
Pero, basta de eso. Que cada uno sea como quiera, todos tenemos nuestros claroscuros, miserias y fallos. Según el manual de la buenas maneras y protocolo social, es de mal gusto hablar mal de los recién fallecidos, y no caeré en la trampa de Stallman. Sin embargo, según mi propio código de lo decoroso, es igualmente vulgar la relamida hipocresía idólatra que ha contaminado todos los medios a raíz de la muerte de Jobs, incluyendo aquellos de mi propio gremio y que tendrían que haber tenido un poco más de sentido de lo decente y la mesura, siendo supuestamente más duchos en la materia. Es como si el célebre “campo de distorsión de la realidad” que decían que Jobs portaba consigo, se hubiera contagiado a toda la blogosfera y revistas tecnológicas online.
Concedo que el fallecimiento de alguien tan influyente impida mantener completamente la objetividad, pero llegar hasta el extremo de reclamar a Jobs para la comunidad FLOSS poniendo de ejemplo el uso del kernel BSD en MacOS X, es pasarse. Semejante afirmación, realizada en un medio tecnológico de prestigio, demuestra una ignorancia y superficialidad muy poco recomendables para una columnista profesional del sector. Si de verdad se quiere encomendar a Apple y, por extensión a Jobs, por sus contribuciones al software libre, mejor mencionar a CUPS, partes de Squeak y webkit (este último liberado a la fuerza, ya que se basa en el motor KHTML de KDE que se distribuye bajo licencia LGPL), pero no por lo de que “MacOS X utiliza BSD”, por eso no por favor. Vender como éxito el expolio que hizo Apple de su kernel es el no va más de la hipocresía funeraria.
Pero cuando se publicó, nadie dijo nada. Sin embargo, cuando Richard Stallman posteó su ya célebre y denostado “no me alegro que esté muerto, pero me alegra que se haya ido”, la red explotó. A pesar de que el contexto del post explicaba en gran medida la declaración de Stallman, algunos defensores hasta ese momento de la FSF montaron en furia y pidieron un fork de la entidad y/ o la dimisión de RMS como cabeza visible de la organización, alegando que los fanáticos como él no tenían dotes para el liderazgo. Ambas cosas demuestran lo mucho que han permeado las emociones y convenciones sociales el asunto y qué poco el intelecto. ¿Un fork del FSF? Como si no hubiera ya centenares. De alguna manera, toda asociación entre cuyos estatutos se encuentra el “promocionar el software libre” es un fork de la FSF, desde la Linux Foundation hasta el grupo de usuarios de tu barrio. En cuanto a que un fanático no puede ser un líder… no sé cómo andamos de historia, pero entiendo que Hitler, Stalin y Pol Pot, todos clarísimos fanáticos, eran además “excelentes” líderes, consiguiendo convencer a naciones enteras de que aceptasen su distorsionada visión del mundo y siguiesen sus órdenes para hacerla realidad. Pese a quien le pese, el cóctel fanático/ líder siempre ha funcionado.
Ese no era el problema. El problema era la falta de tacto. No hay duda de que Stallman carece de esa habilidad. Pero de lo que no carece es de honestidad, y todos los que lo tachan de troll deberían revisar su historial. Sabrían que era poco probable que el hirsuto apóstol de GNU se callase o que se subiese al carro y comparara a Jobs con Santa Teresa de Jesús ni nada parecido.
Y, ya que volvemos al tema, me gustaría contribuir y, como que las comparaciones sirven para resaltar tanto diferencias como parecidos, quisiera establecer la comparación Steve Jobs/ Doctor Ralph Steinmann. Ambos murieron de cáncer pancreático con pocos días de diferencia, ambos eran relativamente jóvenes y ambos estaban, a pesar de su mala salud, en el pináculo de su vida profesional: Apple jamás había sido tan próspero, siendo la segunda empresa más rentable del mundo… … Al Doctor Steinmann le iban a dar el premio Nobel de Medicina. Las contribuciones de Steinmann a la investigación sobre el sistema inmune (que incluyeron utilizarse a sí mismo como conejillo de indias) con sus ramificaciones en el desarrollo del tratamiento del cáncer y enfermedades autoinmunes, están llamadas a revolucionar la medicina y traer alivio y calidad de vida a millones de seres humanos.
¿Dónde queda Jobs cuando se compara su obra con la de Steinmann? Si no era ni inventor, ni genio, ni particularmente visionario, ¿Qué era? En esencia, un maestro de la mercadotecnia y un trend-setter, es decir, un creador de modas. Mientras que el Doctor Ralph Steinmann está en la misma liga que Pasteur, Ramón y Cajal y Fleming, Jobs pertenece a la de la gente que creó Hello Kitty, los Pokemon y Justin Beiber.
Dejo al lector decidir quién se merecía más centímetros cuadrados de texto en los medios.
Paul C. Brown
Director