En ocasiones nos creemos grandes y maravillosos si nos admiran y olvidamos que nos estamos viendo en la mirada de los demás. Cuando ocurre esto si los demás cierran los ojos o nos alejamos de ellos ¿qué nos queda? pura roca sin brillo....aquello que no queríamos ser. En cambio las piedras sencillas del río saben lo que son...no quieren ser nada más....sólo disfrutar de su ser y de lo que las rodea.... ïdolo o piedra de río? Cuantas veces se nos plantea esa decisión.....la sencillez der la vida siendo uno mismo o ser aquello que los demás quieren ver en nosotros....
Siempre me ha gustado bañarne en los riachuelos, jugar con sus piedras frescas y suaves y oir las canciones que cantan cuando el agua las acaricia.
Ah! la foto preciosa, con esa seda de oro que acaricia la cabeza del ídolo caído que, ¡vaya paradoja!, ahora sí esta rodeada de oro.
Un abrazo y a ver si hablamos un año de estos.