Microsoft ha anunciado que la próxima versión de Windows no obligará a los usuarios a cambiar de máquina, aunque si requerirá una máquina con determinadas prestaciones.
A diferencia de lo que nos tiene acostumbrado Microsoft Longhorn requerirá los mismos requisitos de hardware que su antecesor, Windows XP y ejecutarse con cierta soltura en equipos con, incluso, menos de 128 megabytes de RAM.
No obstante y aunque la ejecución sea posible las máquinas menos potentes sufrirán determinadas penalizaciones, sobre todo en el apartado gráfico.
Ello significa que la nueva arquitectura gráfica "Avalon", tan solo podrá ser plenamente disfrutada en máquinas de última generación, siendo similar al aspecto de Windows XP e incluso a Windows 2000 en las máquinas menos potentes.
Una estrategia totalmente diferente a la habitual de Microsoft, que solía a obligar a cambios generacionales de hardware con cada nueva versión de Windows.
La razón de ello podría estar en Linux, un sistema operativo supermodular y que permite aprovechar equipos antiguos

.
No obstante las características hardware concretas que deberá poseer las nuevas máquinas aún se deconocen.
Fuente