La Vanguardia acaba de publicar una interesante entrevista a Teddy Bautista, presidente de la $GA€, que detalla su postura ante la nueva sociedad digital que se nos avecina.
(La Vanguardia) Tengo 60 anos y nací en Las Palmas de Gran Canaria. Soy músico, estuve en Los Canarios, pero hace 20 anos que me dedico a defender los derechos de los autores desde la $GA€ (Sociedad General de Autores de Espana). Estoy casado y tengo tres hijos (20, 14, 10 anos). Soy un marxista en fase de descompresión anarquista.
-El autor de los chistes sobre Urdaci, ¿ podría reclamar derechos?
–No. Sólo si registró el chiste y éste entra a circular en una cadena comercial que dé beneficios.
¿A qué autores defiende la $GA€?
–A todos los autores espanoles que trabajan en los ámbitos de la música, el cine, el teatro, la danza y la televisión.
¿Qué autor es el que más derechos cobra?
–No puedo decirlo, porque la ley protege el secreto de esos datos. Sí le diré que entre los principales están Alejandro Sanz, Sabina, Estopa, La Oreja de Van Gogh, Serrat...
–Que no se le olvide aquel éxito planetario que fue Macarena...
–Desde luego. En Filipinas alguien acaba de versionarla con éxito y Los del Río cobran. ¡Un éxito así te soluciona una vida!
–Qué envidia.
–Fíjese en Yesterday: con los derechos que genera esa sola canción, cualquiera podría vivir varias vidas.
–Ése no fue un espanol...
–Soy presidente de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Editores del Mundo (Cisac), y me sé estas cosas.
–¡Autores del mundo! Entonces usted sabrá cuántos autores hay en el mundo.
–Sí: en el mundo hay seis millones de creadores, agrupados en 200 sociedades.
–Seis millones de personas para entretener y embelesar a los otros 6.000 millones...
–Sí. Leonardo Da Vinci y Miguel Ángel habrían estado ahí si en el renacimiento hubiesen existido sociedades de autores.
¿Y cómo calcula usted el dinero que le toca a cada autor por sus obras?
–A partir de ciertas fórmulas matemáticas establecidas con radios, teles y medios de difusión comercial. Recaudamos lo que corresponde a cada autor y se lo entregamos.
–Se les escapa el top manta: ¿ha cuantificado cuánto dinero se les hurta a los autores?
–Sí. Calculo que la industria pirata vendió en el 2003 unos 60 millones de discos. Eso supone unos 800 millones de euros.
–Eso son... ¡134.000 millones de pesetas!
–Y en sólo un ano. ¡Escamoteados a los autores en las aceras de las ciudades!
¿Quién pierde ahí?
–Los creadores, productores y distribuidores. Sobre todo, el autor, que vive de la suerte de su obra, sin salario fijo. Y, en particular, los autores más modestos y las discográficas más pequenas: ese robo las puede quebrar.
–Pues que los discos sean más baratos.
–Ya. Y la leche para los ninos. Y las medicinas. Y los libros. Los libros son más caros que los discos, ¿y no son los libros imprescindibles para la instrucción de un país?
–Veo que sabe usted contraatacar.
–¡Es que los discos no son más caros que el resto de los productos del mercado! Si alguien –sin pagar impuestos– vendiese relojes a una décima parte de su precio en la calle, ¡nadie compraría relojes en otro sitio, claro!
–Ya.
–Por tanto, el problema no es el precio de los discos. ¡El problema es de ética! ¿Pueden hacerse discos copiados, sí o no? ¿Pueden hacerse billetes falsos, sí o no?
–No.
–Si te pillan haciendo un billete falso, se te cae el pelo. Si te pillan haciendo un disco pirata..., ¡no pierdes gran cosa!
–Exige usted mano dura, interpreto.
–El autor paga sus impuestos y está desprotegido, se le deja tirado. ¿Por qué se desprotege a personas que están contribuyendo a la cohesión social de un país, a gente siempre predispuesta a la solidaridad? Misterio.
¿Qué habría que hacer?
–Que la policía detenga a los piratas y se les aplique la ley. Respetar la ley, sólo eso.
¿Cómo se hace en otros países?
–En Estados Unidos es un delito federal: vas a la cárcel directamente. En Italia se penaliza al que vende igual que al que compra un producto sabiendo que es robado.
¿Quiénes organizan el pirateo?
–Son tramas de crimen organizado, una de chinos y otra de pakistaníes (que disputan entre sí) y conectadas con el narcotráfico y el tráfico de personas. Y la parte visible de la trama es el vendedor del top manta.
–Que, pobre, se gana la vida como puede...
¿Quieres ayudarle?, ¿te da pena? Bien, pues dale un trabajo honesto y digno. Si le compras discos contribuyes a su esclavitud.
–No es tan fácil...
¿Qué dirían los fruteros si otros se pusieran a vender fruta en la calle, invadiendo la vía pública? ¡Y la gente se pasea por delante de esas mantas y lo encuentra normal!
–Pues tiene usted muchos frentes abiertos: también nos bajamos música de internet...
–Ya: y eso supone dejar de vender ¡1.500 millones de unidades (discos) en sólo un ano! ¿Qué le parecería que yo copiase cada manana La Vanguardia y la pusiera a disposición de todo el mundo, eh? Pero esto podrá solventarse en tres o cuatro anos.
¿Sí? ¿Y cómo?
–Igual que en todo envío por correo pagas y pegas un sello en el sobre, así se hará en los envíos electrónicos. La comunidad conectada a la red, a la cultura digital (unos 750 millones de personas), pagará por traerse una canción o una película. Cada usuario tendrá su matrícula y pagaremos al copiar o enviar una canción o una película. Estamos preparando una nueva logística para gestionar eso.
¿Conllevará esto la desaparición de salas de cine y de tiendas de discos?
–Al cine seguiremos yendo, porque es una actividad social. Las tiendas de discos... cambiarán: dejarán de vender seis millones de discos como ahora. Esa música la servirá internet. Pero sí serán reductos de fetichistas o para discos que sean en sí una pieza de arte.
Fuente Hispamp3