Se lo debía a unos amigos, a Kendo, por su regreso, a Jaleo, por sus rieras, a Tatoocita y a Malena, a Puaf, por su dedicatoria, seguramente me deje a alguien, pero bueno, para todos.
El sábado a pesar del aviso de nieve, me escapé, madrugón, mucho frio, buscando el amanecer, a orillas de un rio que me encanta aunque me queda un poco lejos, pero bueno, vosotros direis, si mereció la pena levantarse a las seis

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El Órbigo, cuando pasa entre León y Zamora, Hasta el sol, se asoma a verlo.


