Cenicienta era una pobre muchacha que se pasaba el día trabajando entre el campo y los fogones, un día, al quedarse dormida por el agotamiento, soñó que era una bella dama de la que se enamoraba el Príncipe. Llegada la hora, sonó el despertador, todo el encantamiento de su sueño se volatilizo mientras sonaban las campanadas y regreso a su dura realidad. Pero, ¡hay desgracia!, no perdió su zapatito azul, no dejo en el mundo de los sueños la llave que le permitiera regresar a su mundo mágico. Pobre, desde entonces no hay día que no deje sus zapatitos azules por si pasa por la calle algún enviado del Príncipe.
