Tenía localizada la charca desde hace días, las había visto saltar dentro, no me dio tiempo a más. Con el calor la charca se ha reducido, hay menos oxígeno en ella, el agua está más caliente y las ranitas más juntas. Así que imaginé que en unos días podría pillarlas y........... ¡ahí estaban! medio mareadas y confiadas, enamoradas y apacibles, haciendo nidos de burbujas para su puesta.
Sabéis, los que me conocéis que tengo debilidad por ellas, son adorables, ahí las tenéis, después de hacer un montón de fotos con y sin “close up”, desde un lado de la charca, acercándome más y más, con riesgo de caer de cabeza en ella y de sumergir mi preciada cámara sin darme cuenta.............., hice una buena tirada y decidí irme, estuve un buen rato sentada en la hierba, a la sombra, fumando un cigarrillo y despelujando “margeridas”, una voz interior me dijo “vuelve” y tuve que hacerlo, tengo un millón de fotos de esas ranitas, difícil elegir.
Se las dedico a esa voz interior, a la que siempre me gusta escuchar y suelo tener en cuenta porque no se equivoca casi nunca.
El entorno no tenía mucho interés, el interés lo ponen ellas.


