Estaba yo a ras de suelo, siempre mirando las pequeñas cosas de la vida, vi esta flor de cardo que tenía un color increíble, muy pero muy intenso, empecé a buscar encuadre y entonces me di cuenta de que se puede mirar más allá, aunque me costaba, yo estoy más acostumbrada a las pequeñas cosas y tanto paisaje me mareaba, así que decidí mirar el paisaje a través de la flor, así como a hurtadillas.
Les-Pirinées (es que tuve que ir hasta Francia para sacar esta foto):

Ya en España, un ratito después me dediqué a visitar un pueblo de esos abandonados, donde sólo quedan casas vacías, el cementerio y unas vacas de alguien que no quiere que se pierdan las tradiciones, bueno, también una oficina de información, la única casa “habitada” del pueblo, hicimos la ruta de los miradores, 30 minutos, ni uno más ni uno menos, unas vistas increíbles desde cada mirador, se veían kilómetros y kilómetros de valles y montañas, al Norte, Sur, Este y Oeste......... pero la foto que más me gustó es la 1ª que hice, esta, que está a una altura más o menos media, como los miradores ofrecían vistas que seguían mareándome, fui poco a poco, levantando el morro, esta foto ya la hice a la altura de mis ojos cuando mi cuerpo está de pie, la visual en horizontal, sin querer sacar el fondo, que ofrecía más abismos y montañas que aturden.....

En un inhóspito pueblecito llamado Nerín es donde ya me animé a mirar más allá, con todo el valor que pude reunir, ya más animada, con los pies muy fijos en el suelo y enfrentándome a la inmensidad que me ofrecía la Naturaleza.

Confesaré que esta última foto es medio robada, bueno, el encuadre, me explico:
Estábamos sentados disfrutando de la sombra de un espléndido nogal, yo no lo sabía, pero me dijeron que espanta los mosquitos y por eso se pone mucho en ciertos lugares donde interesa descansar, en fin, allí saboreando de un café y sobretodo descansando cuerpo y ojos con las vistas allí se que nos ofrecía, se estaba de cine. Llegó un grupo de alemanes, uno de ellos sacó su cámara......... parecía un bazooka, una reflex con un montón de objetivos y teleobjetivos, hasta tenía viserita de esas que usa la gente “mu pofesional”, empezó a acoplar chismes y ¡menudo trasto!.... le acompañaba un amigo con una pequeña cámara, ridícula al lado de la otra, pero resulta, que cuando me fijé un poco, la aislé del entorno, la observé para saber qué cámara podía ser esa tan chiquita, ¡sorpresa!............... ¡era como la mía! parecía un juguete de bebé al lado de semejante tranca..........., se pusieron a hacer fotos a no se sabe qué, con expresión de “voy a hacer una foto, que para eso he acarreado la cámara hasta aquí, aunque sólo sea por eso........”, verde de envidia, expectante, un poco indignada con la mala suerte que nos hace tener que conformarnos con lo que tenemos mientras otros no valoran lo que les ofrece la vida, con la boca abierta y la mandíbula colgando, sacudí la cabeza y la giré, mejor no mirar, así que me fijé en un paisano, vamos que no tenía pinta de muy alemán, que estaba allí a lo suyo, , no iba con ellos, estaba muy concentrado con su cámara, parecida a mi escueta nikon, con su trípode bien plantado y disfrutando de su creatividad..... en cuanto se retiró ocupé el lugar en que él estaba y me maravillé, le copié la foto con todo el morro, aunque creo que él cortó los geranios, a mí me gustan las flores y quise respetarlas.
Moraleja: aquello de la calidad y la cantidad, ya lo sabéis todos.