Llega el otoño; los rayos de vida que le manda su padre son cada vez más débiles. Siente como poco a poco el brilante verde va cayendo y los amarillos, rojos y naranjas, hermosos, pero tristes, van cubriendo su piel.
Nota como la savia deja de correr por sus venas; sabe que ha llegado el momento de dejarse llevar, dejarse caer y fundirse con la madre para dar vida a otras, que como ella lo hizo en su momento, nacerán cuando llegue la primavera. Lo sabe....pero no quiere, desea seguir viviendo, absorbiendo luz.
A pesar de su lucha, cae. Pero encuantra algo en su camino. Son esas afortunadas que pueden disfrutar de la luz y la vida durante todo el año. Se aferra a ellas intentando evitar lo inevitable; aunque sabe que llegará el fin....¡Es tan bella la vida!

