Pero... de repente cae sobre él la ley más terrible de todas...la ley de la gravedad (esa que, por cierto, parece estar pensada para fastidiar a tod@s los que ya hemos cumplido los cincuenta y cuando nos miramos en el espejo vemos como nos afecta). Bueno, a lo que iba, nuestro intrépido protagonista se aferra a su sustento y resiste valerosamente los ataques de la gravedad.

Por fin ha pasado el peligro....aunque no en la direccion esperada nuestro valeroso amigo continua su camino dejando visibles huellas de su valor.

Y, colorín colorado, este cuento se ha acabado.
Una abrazo a
[email protected] para Os y un pisotón para Jaleo.